Hace un par de semanas vi la película que retoma la historia de Harvey Milk, un activista, defensor de los Derechos cívicos de los homosexuales quién, con su carisma y determinación, logró ser el primer político homosexual (o al menos el primero que no lo escondiese) en obtener un cargo público, en la ciudad de San Francisco. Finalizada la película no pude evitar sentirme a la vez, inspirado y decepcionado. Inspirado por un hombre que luchó y que no se dejó vencer, incluso por las tantas amenazas de muerte que recibió, porque los homosexuales recibieran el mismo trato que los demás ciudadanos. Decepcionado, porque eso me recordó que en El salvador estamos lejos de tener, no sólo a una nación tolerante a la homosexualidad sino que a alguien que defienda los derechos de esa minoría.
Digo “recordó” porque para mí eso ya es cuento viejo. Actualmente, no vivo en El Salvador, sino que en Francia, donde la homosexualidad es mayoritariamente aceptada, a tal punto, que las parejas gay pueden proceder a unión cívica que no es como el matrimonio, pero que si les permite tener acceso a ciertos derechos que solo podrían tener las parejas casadas. Por eso, por mis amistades, pero sobre todo por mis convicciones es que veo la homosexualidad, así como veo el hecho que una mujer se pueda divorciar sin el consentimiento de su esposo, que una pareja tenga un hijo fuera del matrimonio o que el presidente de Estados Unidos sea afroamericano… es decir, NORMAL. Pero cuando pienso en El salvador, o en la gente que me manifesta su desinterés en regresar a una sociedad tan homofóbica, es cuando me despierto y me doy cuenta que a El Salvador, todavía hay que salvarlo de su ignorancia.
Hace poco, el arzobispo de San Salvador le volvió a pedir a la Asamblea Legislativa que ratificara la enmienda constitucional destinada a excluir el matrimonio entre personas de mismo sexo, enmienda que se adoptó en el 2006, aun cuando la población gay no estaba realmente exigiendo nada ni atentando a los “valores del Estado”.
Eso llevó a preguntarme: ¿Qué, en nombre de Dios, tiene la gente en la cabeza? Para empezar, la gente debería poder hacer y deshacer el amor con quien y cuantos quiera, así como a algunos les gustan las morenas y a otras los de “zapato largo”, a los homosexuales les gusta el mismo sexo. So What? Tenemos que dejar de criticar los gusto de los demás. Pero no solo deberiamos de aceptarlos tal cual, sino dejarlos también que se casen. Una union matrimonial, le concierne, por définicion, unicamente a dos personas y el resto no deberia por que opinar.
Lastimosamente, esto sigue siendo bastante utópico en El salvador, que a pesar de vivir en el siglo 21 y tener el ejemplo de países del primer mundo (como Francia, Estados Unidos, España, Bélgica, Canadá, Holanda, Suecia, Noruega, entre otros que defienden la homsexualidad) continúa siendo machista y fuertemente influenciado por la religión, sobre todo la católica.
Yo entiendo que estas instituciones inspiren valores y principios. Yo no estoy en contra de que cada uno tenga una opinión sobre este tema, que se opongan a esta práctica sexual o incluso al matrimonio Gay por la iglesia (o lugar de culto, porque eso si les concierne directamente) pero si en contra de que le envien a sus seguidores, de manera constate, un mensaje que apoye la discriminación hacia los homosexuales, exigiendo al mismo tiempo que se les niegue el derecho civil de casarse. Les tengo una pequena pregunta que talvez ilustre mi proposito. ¿Por qué permitimos que haya lugares de culto adonde los seguidores se reúnan y proclamen su devoción? La respuesta es sencilla: porque es su derecho cívico poder reunirse y expresar así su convicción (aun cuando personas como yo, no compartamos sus creencias, pero entendemos que es nuestra obligación dejar que las practiquen) ¿Por qué entonces quieren los creyentes homofobicos venir y negarle a los gays la posibilidad de casarse cuando ellos también sólo exigen un derecho meramente cívico? Lo que quiero decir es que si para estas personas lo mejor seria prohibir que dos personas se casasen, para mi lo indicado fuera impedir que existiesen las religiones que se opongan a los derechos humanos.
En mi opinion, la Iglesia Catolica, tal y como lo ha hecho anteriormente, hoy debe adaptarse a la sociedad contemporánea y entender que el ser gay forma parte de la soberanía personal de cada individuo, o al menos, deberían de empezar por cambiar su mensaje de intolerancia.
Debe entenderse que personas como el Papa son fuertemente mediatizadas y que lo que él diga, aunque sea una simple opinión, tendrá un fuerte eco por todo el mundo. En cuanto a la homosexualidad ¿Por qué no mejor entonces salir a la calle con un mensaje conciliador como “Estamos en contra de la homosexualidad, la religión prohíbe el matrimonio entre personas de mismo sexo, sin embargo, nos consideramos seres tolerantes dispuestos a convivir en paz, así bien sea, dejando los homosexuales vivir su vida y casarse por lo civil, si así lo desean.”? ¿Por qué en lugar de eso, optan por promover la homofobia? Ya va siendo hora de que estas religiones renuncien a su sistema filosófico en el cual sus pretensiones son la verdad absoluta que debería de imponerse a todos.
Por otro lado el estado tiene que encargarse de dar el ejemplo y enviar un mensaje moderador, que inspire la tolerancia y el respeto al prójimo, enfatizando en el hecho que todos nacimos iguales, con las mismas libertades y los mismos derechos. Los dirigentes políticos, deberían de dejar sus convicciones de lado, porque que ellos estan para servirle a la nacion y delante de ellos no tienen necesariamente personas que compartan sus mismas creencias. Por qué no tomar el ejemplo de Obama, quien aún siendo muy apegado a su religión (que reprime la homosexulidad) y siendo presidente de un País sumamente influenciado por ésta, todavía en su campana electoral defendió los derechos de esa minoria e incluso aceptó firmar un tratado de la ONU para la despenalización mundial de la homosexualidad, el cuál nuestro gobierno, “con sentido humano”, rechazó. En realidad hago mal en atacar unicamente al gobierno actual, por que ni el partido de izquierda, que se dice ser tener tendencias socialistas, esta listo para defender la comunidad gay.
En cuanto al resto de nosotros, que simplemente aceptamos a los homosexuales tal y como son, nos tenemos que encargar que nuestros amigos, nuestras familias, nuestro entorno entiendan que los homosexuales no nos hacen daño, que fuera de su prefrencia sexual, ellos, como el resto del mundo solo están en busca de amor, afecto y comprensión. Hay que hacerles ver también que el hecho de tener profesores gays, no nos puede perjudicar en nada, sino habría miles de estudiantes en el Liceo Francés en crisis de identidad. Comprendamos por favor, que no hay nada de malo en el hecho que un nene sea criado por una pareja homosexual, cuando la mayoría de éstos viene de familias heterosexuales o “heterosexuales”. Contrario a lo que piensan, un niño no tiene más riesgo de volverse gay pero sí más tolerante y bondadoso. En El Salvador son otras las causas que amenazan verdaderamente a la familia como institución; por ejemplo, un padre que le pegue y expulse a su hijo por su orientación sexual. Eso lo pueden sancionar, no le hecho de que el niño quiera vivir su vida tal cual le plazca.
Dejemos ya de segmentar nuestra sociedad en etiquetas y clases, tratando de darnos a cada uno una categoría cuando en realidad todos pertenecemos a una misma : a la del ser humano.
Yo así lo veo
Me permito tomar estas líneas para rectificar un error que cometí en mi ensayo y que llego a mi atención gracias a José Gonzalo.
Anteriormente yo había escrito lo siguiente:
“Dejando de lado la religión, tenemos en El Salvador un Estado que se dice defensor de la democracia y respetuoso del individuo. Claro que aceptó la Declaración de los Derechos Humanos, pero permite que el Tribunal Constitucional, sentencie que el hecho de prohibirle a los homosexuales y transexuales donar sangre no supone un acto discriminatorio. ¿Quién dice que los heterosexuales no pueden contraer enfermedades por causa de sus prácticas sexuales? Nadie, pero a ellos no se le excluye como a los gays.”
Quiero aclarar, que esta sentencia no fue dada por el Tribunal Constitucional de El Salvador, pero por el tribunal Constitucional de Andorra. Lastimosamente confundí los datos y por ello, les pido mis disculpas.
Les aseguro que esto no se volverá a repetir
Me permito editar el ensayo, de manera a evitar futuras confusiones.
Juan Carlos Barrios